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| la lluvia es una cosa graciosa por estos lares, la primera vez que me llovió fue como con un rociador como con esos con que te mojan el pelo cuando vas a la peluquería (me acordé del buen José cuando decía que el frío del sur era poético).... pero lo más raro es que el agua caía como bailando en espirales, como si tuviera todo le tiempo para disfrutar su caer. Pensé entonces en que no sería necesario adquirir un paraguas (no al menos todavía)... |
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ayer también llovió, pero con agua distinta, un poco más persistente pero siempre muy suave... es una lluvia que imperceptiblemente te deja empapado en cuestión de minutos... ayer disfruté de la lluvia desde la biblioteca de la sagrada familia hasta una estación lejana de metro, pasé a comprar verduras, llegué a casa temprano, me tomé un colacao, le hice cariño a la perra que aún me ve como un par, me puse a ver una peli, no terminé de verla, recordé que no compré un paraguas. |
Las que se ven, son las vistas nocturnas desde mi balcón... como notarán vivo frente una plaza y no se les ocurre lo linda que se ve los domingos al mediodía
nunca vas a necesitar un paraguas.
ResponderEliminarQue choro la sagrada familia. Es el unico lugar donde estaría siempre allá, yo creo. Me volvería el loco de la sagrada familia, y descubriría como usarla como arma para matar a los nazis.
mmm, la lluvia aqui tampoco necesita paraguas...combinada con el viento y el mp3 produce anagnórisis cada 2 minutos... así es díficil vivir.
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