jueves, 31 de marzo de 2011

carne roja

Hasta que no te recordé, no supe cuánto te extrañaba.

4 comentarios:

  1. Como cuando me separé de ti, me enamoré de ti.

    ResponderEliminar
  2. Jaime, obsesión más que amor ¿no?
    Como cuando un niño pequeño se cae, se le vante feliz y cuando su madre le pregunta qué le pasó recién ahí se pone a llorar...
    es trampa, es inseguridad, es... a fin de cuentas, el egoísmo más básico, la necesidad más elemental: el aprendizaje de la pérdida... con él hay que hacer (desde mi perspectiva) sólo una cosa: aprender... sí, aprender para avanzar, para darse otra oportunidad, pero no ya al otro, una oportunidad de esas que más cuesta darse: una oportunidad a sí mismo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Andrea: es interesante como se teje la palabra y el oído en el falansterio de las marañas humanas. Sin saber cómo ni cómo no, a partir del deseo sexual de primera vista y del deseo de ir a ver una obra de teatro en un barrio pobre de Santiago, se teje un relato singular.
    Cuando escribiste una frase interesante, atractiva, después de ese hermoso poema de la niña de cueva,"¿con quién tengo que acostarme para poder dormir esta noche contigo?", pensé que seguía otra, en el mismo ámbito: "hasta que no te recordé, no supe cuánto te extrañaba" y dije, claro, mientras no te recordaba, no te extrañaba, es decir, cuando no te recordaba, no te extrañaba, pero después dije, no pues, si te recordaba, te extrañaba y pensé, no debe ser tan evidente. Así es que estaba en ese dilema. (Ahora pienso que si te recuerdo es porque te extraño) Pero al ver el título:"carne roja" dije: "pero qué esto de carne roja. No entendía y como no entendía, dije (otra vez el "dije": parece que me hablo mucho a mí mismo) mejor no le escribo nada porque no sé qué es esto de carne roja, pero me dije:"¿cómo voy a desaprovechar dos frases ingeniosas? y ahí me perdí.
    Sí, efectivamente la obsesión es una patología del alma y el amor, la salud del alma y la diferencia está en que la obsesión es ciega y el amor es luz; además la obsesión, se impone contra la voluntad y hay que luchar contra la obsesión pero finalmente nada se puede hacer porque domina. Existe el querer de la voluntad y el querer del ser de cada uno. El enamoramiento no es un querer entregarse, es un entregarse sin querer y desde este punto de vista podría confundirse con la obsesión pero finalmente, nadie puede hacer nada con su ser, con lo que cada uno es: no podemos cambiar lo que somos .Entonces la patología de la obsesión está en que el obseso no puede con su razón saber quién es: tiene un doble problema: está en el oscurecimiento de su propio ser con una voluntad muy frágil: padece: no se tiene ni con su razón ni con su voluntad: de ahí su patología que lo puede llevar al suicidio o al homicidio. Yo sé quién soy y mi voluntad no puede hacer nada para evitarlo: no puedo con mi voluntad dejar de ser el que soy: de ahí que puedo parecer obseso sin serlo: me tengo a mí mismo con mi razón pero no con mi voluntad. Todo esto lo sé ahora pero no cuando me separé de... y por eso me enamoré de...
    Ninguna caída es feliz. Padezco lo que soy y nuestro ser provoca consecuencias inevitables como le sucede a todo el mundo: mi ser me provoca felicidad e infelicidad. Todos tenemos pérdidas porque no somos perfectos y en eso te encuentro razón: hay que aprender y la razón nos sirve para eso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. SIN COMENTARIO, NO ACOSTUMBRO A ESTO, PERO AHORA SÍ, ME ABSTENGO

    ResponderEliminar