"Tu amor abrió una herida porque todo lo que te hace bien siempre te hace mal
tu amor cambió mi vida como un rayo para siempre para lo que fue y será
lo que fue y será"... Canta Fito Paéz en mi reproductor mp3 mientras camino paseando un perro que no es mío por unas calles de las que con mucha timidez me he venido apropiado hace un tiempo.
El "Passeig de Sant Joan" es similar a alguna calle de Santiago que yo aún no conozco, pero seguro que tiene un símil en la chilena capital, seguro.
Como España es un país súper viejo (el segundo en longevidad después de Japón) está lleno de parejas de ancianitos (la mayoría de las veces felices) paseando de la mano.
Entonces es cuando me pregunto- porque vamos... es una pregunta sumamente válida- serán éstas sus ¿segundas, terceras nupcias? Porque no me imagino a nadie que, llevando más de cuarenta años de matrimonio, pueda aún pasear con tanta alegría del brazo de su pareja un martes cualquiera, mientras jóvenes ambiciosos y solitarios prefieren llevar pendiendo de sus manos las correas de fieles perros que no pueden reírse, pero que al menos, les mueven las colas al llegar a sus casas.
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